El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, denunció ‘un golpe de Estado’ contra Evo Morales, en Bolivia. Ha acusado al Ejército boliviano de «violentar el orden constitucional» por pedir, el 10 de noviembre, la renuncia del presidente.
Del mismo modo, el Gobierno mexicano cuestionó a la Organización de Estados Americanos (OEA), por guardar silencio ante las presiones de los militares y ha asegurado que pedirá una reunión «de carácter urgente» del organismo para encontrar una salida a la crisis política que atraviesa ese país.
“Pedimos que la OEA fije una postura cuanto antes. No al silencio», ha sentenciado el presidente, Andrés Manuel López Obrador, en la conferencia de prensa que ofrece cada mañana. La respuesta de la OEA no tardó en llegar. A pocos minutos de terminar la comparecencia del Ejecutivo mexicano, la organización americana emitió un comunicado para rechazar «cualquier salida inconstitucional» a la situación.
Como se sabe, después de que Evo Morales denunció el último domingo que había una orden de detención contra él, México se posicionó rápidamente y ofreció asilo al exmandatario, en lo que fue el mayor movimiento del Ejecutivo mexicano en su política hacia América Latina desde que llegó al poder hace casi un año.