El secretario de Salud pública de la Generalitat, Joan Guix, anunció que el partido de vuelta de los octavos de final de la Champions League entre el Barcelona y el Nápoles se disputará a puerta cerrada, en el Camp Nou.

«La precaución indica que se juegue a puerta cerrada, pero no es definitivo, hemos de seguir los protocolos de prevención que marcan los expertos y si en Italia se está planteando la suspensión de la competición y ya se han jugado partidos a puerta cerrada, pues queda claro por donde va a ir la decisión», manifestó Guix.

Será el segundo partido de la historia del club que se dispute en estas extrañas condiciones después de que se jugara sin público el encuentro de LaLiga del pasado uno de octubre de 2017 entre el club blaugrana y la Unión Deportiva Las Palmas a causa de los incidentes por el referéndum ilegal sobre la independencia de Catalunya y los incidentes posteriores.

El Barcelona trató hasta el último momento que el partido pudiera disputarse con una parte de público. A menos, con sus abonados y que únicamente se prohibiera la entrada a los aficionados italianos, que se esperaba que acudirían al partido en un número que rondaría las 5 mil personas, aunque no todas las entradas de las que disponía la entidad italiana habían sido vendidas porque muchos seguidores esperaban a última hora a ver si podían salir de su país.

Se supo que la UEFA se ha mantenido al margen de esta decisión, pero la acata como ya hizo con los partidos que se disputaron a puerta cerrada la semana pasada en Italia.