Respirar para sosegar

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Decía Aristóteles: “El aire es tu alimento y tu medicamento”. Ciertamente el estagirita tenía razón. Su genio no sólo se dio cuenta de que sin el aire no podemos vivir, sino que además estuvo convencido del poder curativo del aire.

Es que el aire es vital para estar bien. Vive mal quien no sabe respirar. Respira mal el que vive mal. La buena salud física y emocional la debemos, en muchos casos, a la respiración. Sobre ello E. Browing decía: “Más vive la vida quien más aire respira”.

La importancia de respirar bien
Cada vez más se hace necesario que el hombre de la posmodernidad sepa respirar bien, porque el ritmo de vida frenético que lleva le provoca frecuentemente ansiedad e incertidumbre. Muchas veces esto desemboca en estrés y depresión. Por ello saber oxigenarse para relajarse, cada vez se hace más necesario. Ya no es un lujo, sino una necesidad vital. Por ello el ritmo de nuestra respiración es muy importante.

También es importante el modo cómo respirar. Para respirar debemos hacerlo por la nariz, no por la boca. Porque “si respiramos por la boca dejamos que los virus y las bacterias ingresen con facilidad a nuestro cuerpo, y además, el aire que ingresa por nuestra boca, no se regula y esto nos puede enfriar”.

Igualmente, es necesario practicar la respiración diafragmática; es decir, llevar aire hasta la parte inferior de los pulmones y guardarlo. Esto no sólo nos ayuda a respirar bien, sino a hablar bien. María Eugenia Polo recomienda: “Esta respiración hay que hacerla porque prepara a los pulmones para recibir aire nuevo. Inspiramos lentamente, retenemos unos segundos y expiramos. Si repetimos este ciclo varias veces, veremos cómo nos sentimos mucho mejor. Es una forma de vaciar la mente”.

La respiración y la salud mental
Decíamos líneas más arriba que el que respira bien, vive bien. La salud mental es lo que más debemos cuidar. Si nuestra mente está bien, nuestro cuerpo también. Y si tenemos controladas nuestras emociones, viviremos felices.

Cuando las personas se enferman por acumulación de problemas o sobrecarga de trabajo, recurren a muchas técnicas de autocontrol emocional: la relajación, la meditación, entrenamiento, detención del pensamiento, la nutrición, el ejercicio. Todo ello está bien, pero antes de probar alguna de ellas, más bien recomendaría apostar a ojo cerrado por una buena técnica de respiración. Polo volverá a decir: “La respiración es la fuente más importante de energía”.

La respiración nos tranquiliza. Nos da paz y nos ofrece sosiego. Necesitamos respirar para sosegarnos. Sobre el sosiego, Ramiro Calle lo define “como el camino que te lleva a la lucidez. El ejemplo más claro es el agua en el estanque: cuando el estanque está en calma, sosegado, el fondo puede verse con gran nitidez y claridad, se ven todos los matices y contornos, hay una visión clara que permite verla tal cual es”.

Si estamos sosegados, estaremos bien. Tranquilos, reconciliados, seguros para asumir retos y desafíos, para enfrentar con éxito los problemas de cada día. Así sabremos redirigir las emociones y los desafíos de cada día. Viviremos bien.

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