La era digital, principal característica de la postmodernidad, ha traído consigo una serie de revoluciones tecnológicas y, tácitamente, nos ha planteado una serie de rupturas y renuncias. En lo referente a lo tecnológico el impacto ha sido mayor. Cada día la tecnología se supera a sí misma. La era digital exige rapidez, inmediatez y una constante actualización. Si no nos mantenemos al ritmo de la era digital corremos el riesgo de quedar relegados en el pasado. Anclados en otra era.
Las dos radios
¿Saltar de una vez a la era digital? Este es el debate que se ha planteado en respecto a la radio convencional. Repentinamente nos encontramos frente a dos modelos de radio. La “radio” como tal, clásica, tradicional con el sistema analógico de transmisión, aferrada a las ondas hertzianas y la “post–radio”, moderna, actual, interactiva, rebosante de recursos novedosos, dispuesta a desplazar a la radio tradicional y convencida de apoderarse con éxito del mercado radiofónico mundial.
Muchos autores -Luis Arboledas, por ejemplo- creen que la primera, que utiliza el sistema de emisión por ondas hertzianas, ha sido ampliamente superada por la cultura digital y que, inmediatamente, tiene que dar el salto a la era digital, siguiendo el ejemplo de la televisión española. La radio debe apostar por el sistema DAB.
¿Qué es esto del DAB? Es la nueva forma de transportar la señal radiofónica de forma digital (Digital Audio Broadcasting). Sin embargo, no ha sido el DAB el que ha superado a la radio tradicional. Muchos sostienen que el DAB nació muerto. Han sido otros soportes de emisión, como la TDT y una serie de propuestas multiplataforma vinculadas a internet y la telefonía móvil los que han promovido una interesante revolución radiofónica.
Complementariedad y cohabitación
Si uno mira las ventajas que ofrece esta nueva forma de hacer radio quedará gratamente sorprendido. La radio nunca más se queda en casa. A lo mejor rompa su tradicional maridaje con las ondas hertzianas para convertirse en una compañía móvil y exquisita del oyente. Ya que éste pueda acceder a ella desde la TDT, por cable, por internet, por el iPhone, incluso, desde el Smartphone, por medio de una serie de aplicaciones, y desde teléfono móvil. Ni que decir lo fácil que es acceder a ella desde las plataformas web de las principales cadenas que ofrecen información exquisita y seleccionada, a la carta, a través de “streaming”.
Sin duda, creo que estas formas híbridas, lejos de despreciar y hacer sentir vieja y caduca a la radio tradicional, colaboran con ella, la complementan y contribuyen a difundir la cultura radiofónica. En la audiencia hay espacio para todos los gustos y preferencias. Muchos prefieren escuchar la radio de modo tradicional. De acuerdo a sus necesidades y cosmovisión del mundo. No debe plantearse oposición alguna entre las dos radios. No es necesario. Ambas puedes cohabitar tranquilamente. Hay espacio para las dos.
Optimización y aprovechamiento de recursos
Sin embargo, hay una serie de ventajas que ofrece la denominada “post-radio”; por ejemplo, permite aprovechar los contenidos ya emitidos por las distintas cadenas. Muchas veces nos solemos lamentar de la fugacidad de la radio. ¡Cuántos programas interesantes se nos han escapado en minutos! Con la radio digital no hay pierde. Los contenidos se pueden volver a escuchar a través del podcasting, e incluso, pueden volver a ser emitidos y compartidos.
Por ejemplo, Radio Nacional de España ha puesto a disposición del oyente un repertorio de 60.000 programas que pueden ser utilizados. Del mismo modo, la radio digital permite la interactividad.
Es una manera activa de consumir la información, así el oyente deja de ser un mero consumidor pasivo y se convierte en un “prosumidor”, alguien que interactúa, modifica y selecciona su propia información. De hecho, también puede descargar, enviar y compartir a través de las redes sociales.
Una nueva radio
Sin duda este desafío digital nos hace repensar en la forma de concebir la radio. No sólo como emisión de contenidos, sino mirando el campo empresarial y profesional. Esta realidad cada vez nos lleva a pensar en el periodista como alguien “multimedia” especializado en todos los campos de periodismo. Un hombre que tiene que saber de periodismo radiofónico, televisivo, escrito y digital. Todo a la vez. Un hombre con la capacidad de optimizar recursos y sacar provecho de la información que tiene en sus manos para ofrecerlo a través de distintos soportes y plataformas.
El desarrollo digital de la radio ha provocado mayor creatividad y una nueva forma de ofrecer los contenidos a la audiencia. Se trata de una nueva radio, desafiante y provocadora, retadora y modernísima; pero radio en fin. No deja de ser la vieja radio, cuya materia prima es el lenguaje sonoro. Instrumento bendito de compañía de información.
No importa a través de qué sistema decodifique el oyente. Lo que siempre tiene que importar al hombre de radio, al productor de contenidos, es hablar siempre el lenguaje de la gente. Y, por encima de todo, saber cómo el oyente se relaciona con la cambiante tecnología. He allí el desafío.