Cómo controlar nuestras emociones

Compartir:

«Si pudiera volver atrás, trataría de tener solo buenos momentos. Por si no lo saben, de eso está hecha la vida: sólo de momentos». Borges, el poeta argentino, lo tenía claro, la vida está hecha de momentos. La suma de ellos hace que nuestra vida sea feliz y reconciliada o infeliz y llena de resentimientos. ¿Cómo lograr una vida feliz y reconciliada?  Esta es la pregunta del millón. La respuesta no es mágica ni instantánea. La receta exige autoconocimiento y un saludable ejercicio de introspección.

Las emociones controladas
El psicólogo cognitivo Rafael Santandreu considera el manejo de las emociones como la clave para la inteligencia emocional. Y tiene razón. El ser humano no es otra cosa que la expresión de sus emociones. Si las sabe controlar, sabe vivir. Las emociones positivas y negativas son como los ríos que nacen del interior del ser humano. Ellos transportan lo que hay. Es decir, si hay emociones buenas, sanas, vigorosas: saldrán como agua vivificadora. Por el contrario, si las emociones son negativas: llevarán sufrimiento y desamor.

Por ello, el reto que tenemos es controlar nuestra propia vida. Es necesario el autocontrol. Nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. Si tomamos en serio esta tarea, los resultados no se harán esperar. Palabras como autorregulación, autodominio, regulación emocional tienen que formar parte de nuestra cotidianidad. Si hacemos este trabajo bien, nuestros deseos, hábitos y conducta fortalecerán nuestra personalidad.

¿Regulación emocional?
Sí, es parte de nuestro crecimiento. María Eugenia Polo dice sobre ello: «Aunque suene raro, tenemos la capacidad de regular nuestras emociones: controlar los impulsos y las emociones desagradables, de tolerar la frustración y de saber esperar las gratificaciones». Esto es muy importante porque nos da la capacidad de decidir cómo queremos ser. Además, nos desafía a un conocimiento mayor y profundo de nosotros mismos. Tener las emociones reguladas es el resultado de una decisión fuerte y de un trabajo metódico.  Tener las emociones a raya exige habilidad y sabiduría. Son pocas las personas que logran controlar su furia, desaparecer su irritabilidad o canalizar su cólera.

El autocontrol nos hace vivir felices
Es muy importante que todos hagamos este esfuerzo. Porque ello nos permitirá tener una vida con sentido. La felicidad no es otra cosa que la conquista diaria de nuestro autocontrol. Polo comenta: «Cuanto mayor sea nuestro autocontrol nos sentiremos más libres, dueños de nuestra vida». Saber controlarnos exige tener las cosas claras. Haber respondido a las preguntas: quiénes somos y adónde queremos llegar. Eso nos permitirá romper hábitos malos y estar motivados para alcanzar nuestras metas.

Por su parte, Daniel Goleman dice que el autocontrol no es otra cosa que el autodominio, manejar las emociones y los impulsos dañinos. Es decir, manejar los sentimientos impulsivos y las  emociones perturbadoras. Incluso en los momentos difíciles. Una persona con un buen autocontrol, en momentos duros, de tensión y presión, no pierde su paz. Ella piensa  con claridad. Y sabe tomar buenas decisiones.

Del mismo modo, para tener una vida reconciliada hay que poner en ella el sentido del humor y la tolerancia al fracaso. El humor es terapéutico y nos permite quedarnos con lo esencial para eliminar lo superfluo. Es una herramienta que mejora nuestro autocontrol: Igualmente, la tolerancia al fracaso hace que no fracasemos ni nos enfrasquemos en guerras inútiles que nos pueden hacer perder el objetivo de nuestra vida. Tolerar el fracaso es decirnos que las cosas han salido mal, pero que no importa. Que aquello es perfectible. Que se puede intentar otra vez, cambiar nuestras estrategias y salir victoriosos. No nos olvidemos nunca. El éxito en nuestra vida depende de un exitoso manejo de nuestras emociones.

Comentarios

Redes sociales

Colabora con SMR

NOTICIAS RELACIONADAS